lunes, 14 de octubre de 2019

La vulnerabilidad de la naturaleza pone en riesgo a la humanidad


La naturaleza empeora, es cada vez más vulnerable y está perdiendo su capacidad de proteger a las poblaciones. Para 2050, en el peor de los escenarios, 5.000 millones de personas vivirán en zonas expuestas al máximo riesgo de contaminación del agua, tormentas costeras y pérdida de cultivos. No obstante, estas graves amenazas causadas por el deterioro de los ecosistemas pueden reducirse entre 3 y 10 veces en un escenario de desarrollo sostenible.

“Los países en vías de desarrollo, de por sí actualmente más vulnerables, deberán soportar un mayor riesgo sobre la pérdida de los beneficios que nos aporta la naturaleza y sus ecosistemas al bienestar de la población”. Así lo asegura Unai Pascual, investigador Ikerbasque de Basque Centre for Climate Change (BC3), coautor de un informe pionero publicado esta semana en la prestigiosa revista Science y que ha estado liderado por especialistas de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.

Durante décadas, la comunidad científica ha recabado información local sobre los beneficios que aporta la naturaleza para las poblaciones. Ahora, por primera vez, se ha creado un mapa interactivo mundial sobre las contribuciones de la naturaleza a escala global. Gracias a esta herramienta, está disponible la información necesaria para hacer frente a los peores escenarios que proyectan los modelos climáticos actuales. En otras palabras: la ciencia ofrece los datos claves para llevar a cabo las inevitables medidas de adaptación y mitigación que requiere la crisis climática.

Durante este proceso será fundamental la sostenibilidad y equidad: “El análisis evidencia que la actual gobernanza ambiental a nivel local, regional e internacional está fallando a la hora de dirigir inversiones estratégicas para proteger los ecosistemas y las poblaciones humanas en las regiones más vulnerables del mundo”, señala Pascual, quien también es copresidente de evaluación de los valores de la naturaleza de la plataforma intergubernamental sobre biodiversidad y servicios de los ecosistemas (IPBES).

De las muchas contribuciones que hace la naturaleza a los seres humanos, para esta investigación únicamente se tuvo en cuenta tres procesos claves: la polinización llevada a cabo por determinados animales, vitales en las labores de cultivos; la regeneración del agua, fundamental en la agricultura y ganadería; y la protección de ecosistemas costeros, claves frente a la subida del nivel del mar. A partir de esta base, el estudio entrelazó esos datos con los de la población en la actualidad y la que se prevé a escala global para 2050. Posteriormente, se incluyeron los factores que más están afectando negativamente a la naturaleza. Finalmente, se plantearon tres escenarios posibles: uno sostenible; otro donde los combustibles fósiles sean, como hasta ahora, la fuente de crecimiento económico; y un tercero basado en la rivalidad interregional.

Dentro de 30 años, es decir, para mediados de siglo, la humanidad será neutra en emisiones -esto es, no emitir más de lo que se puede absorber-. O debería serlo, según señala la comunidad científica y recoge el Acuerdo de París suscrito por casi todos los Estados del mundo. Aun así, para entonces, el estudio prevé que 500 millones de habitantes de las zonas costeras tendrán un mayor riesgo de erosión del litoral o de inundaciones causado por la subida del nivel del mar.

Por zonas, África y Asia serán de los que más sufran. Hasta 2.500 millones de personas del este y sur del continente asiático verán mermada la calidad de su agua. Lo mismo en África, donde los problemas con la polinización natural serán peores. Tampoco se librarán del deterioro de los ecosistemas 900 millones de personas que habitan en Europa y América Latina.

FUENTE: CLIMÁTICA

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